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Motos para el verano (1)

Motos para el verano – Parte 1

Lo que el ingeniero Joe Jacobs y los técnicos ingleses de la Canterbury lanzaron en 1960 (60 unidades solamente) fue en realidad una Ariel Square Four 1000 acoplada a un sidecar Canterbury “The Belle” ¡con forma de barquito!

Era una alternativa inteligente a los coches utilitarios: el sueño de la gente común tras la Segunda Guerra Mundial, para llevar cada domingo cómodamente a la familia al mar.

 

El Canterbury The Belle
(Aquí un enlace para ver su presentación)

A pesar de sus pequeños defectos, este fue el primer sidecar anfibio de la historia, con el que piloto y pasajero (a lo mejor con niño pequeño incluido) podían presumir de 2 vehículos en 1. A ver:

 

Imaginemos la orilla de un pequeño embalse o de un río sin olas. Nada de océanos, por favor…

El piloto desenganchaba en dos fáciles movimientos el barquito de sus anclajes.

Luego, agarrando la estructura por sus asas, no les quedaba más que depositarlo en el agua.

Mujer y niño se posicionaban detrás “en tándem” con él, en uno de los acogedores asientos abatibles, tapizados en plástico rojo.

Por fin el hombre, tirando fuerte de la cuerda como en el barco que era, arrancaba el motor JAP 80cc, dos tiempos .

 

Navegando a una velocidad teórica de 2-3 nudos (dependiendo del peso de los pasajeros) el piloto empujaba el acelerador a palanca, conectado con el motorcito del que salía un eje largo y esbelto que hacía girar la minúscula hélice.

 

 

 

 

Un único defecto: el ruido que producía era tan infernal que lo mejor era olvidarse de charlar durante el trayecto, aunque eso no parece imaginable en una pareja inglesa de los años cincuenta, que pensamos estoicamente silenciosa durante la travesía.

 

 

 

Lujos de la época

La fábrica proporcionaba también una capota negra que se enganchaba al barco para cubrir a la familia en caso de lluvia (estamos en Inglaterra) o por el excesivo sol; además, un ancla, un remo (incluso para para luchar contra eventuales monstruos del Lago Ness a paletadas en el morro) y una toma de aire para  refrigerar el pequeño motor.

 

Parece que hoy de la invención del ingeniero Joe Jacobs sobrevivan solamente 3 ejemplares en todo el mundo, aunque esta estimación de 3 supervivientes sobre 60 fabricados parece demasiado pesimista. ¿Es posible que las otras 57 unidades de esta fabulosa armada hayan naufragado todas en las frías aguas de lagos y ríos de Gran Bretaña con los domingueros ingleses encima?

 

Museo del Sidecar de Cingoli (MA) iTALIA / Fotografías: Paolo Grana