El devorakilómetros
El devorakilómetros
PUBLICACIONES , Publicado el 30 de agosto de 2020
El devorakilómetros
En 1925 se realiza una película, “Der Kilometerfresser”, cuyo titulo en español sería algo así como “El devorakilómetros” donde un motorista hace una apuesta con los amigos de su club, en Viena.
Conseguirá cumplir en una sola semana un viaje de muchos kilómetros a través de Austria, Italia, Yugoslavia y Checoslovaquia. De nuevo, otras maravillosas vacaciones en moto.
Este viaje resulta una carrera contra el tiempo.
La velocidad y el riesgo continuo de caerse por unas carreteras de montaña impresionantes, sin asfalto, mantienen alta la tensión emotiva en una película que, no lo olvidemos, no tenía banda sonora.
La Norton Model 18
El piloto parece claramente satisfecho de ir con su Norton 18, un vehículo que no ofrecía muchas comodidades ni mucho menos garantías de seguridad, mirados con nuestros ojos de hoy, claro.
Podríamos decir que se trata de una película “moto-turística”: a la imagen del motorista que corre para llegar en los términos previstos se alterna la intención documental constante con la que se enseñan ciudades y pueblos, así como trozos de historia y folklore local.
Otros tiempos…
Hay incluso un detalle que provoca escalofríos: la escasez de tráfico por los centros urbanos hacía que las calzadas estuvieran todavía sin carriles ni señales…
Aquí vemos el motorista apañársela para evitar ¡carros y personas andando! ¿Cómo lo hace? Pues intentando mantenerse en el lado derecho donde sin embargo hay que tener cuidado con las vías del tranvía…
Al mismo tiempo se intuye el sentido de una libertad todavía posible, como la que permite al hombre cruzar tranquilamente en moto una playa desierta solo con salir de la carretera principal.
Lo que si está clarísimo es que el éxito de la empresa depende de la habilidad del piloto.
La preparación atlética de el devorakilómetros es evidente, y le permite incluso seguir el viaje después de un accidente, por supuesto provocado, como en el guión de una peli de ficción: el hombre sale como un cohete después de haberse estrellado contra el parapeto de un puente, y vuela directamente ¡en el río!
Su inquietud deportiva, al final, y la ansiedad para llegar a tiempo lo llevaran a abandonar la moto, eligiendo en su lugar primero una piragüa sobre la que boga con fuerza y luego un coche con el que consigue alcanzar el club donde le esperan.
Ahora bien, el acto de abandonar la moto nos parece ¡una autentica injusticia!
Sin embargo, el director tiene la delicadeza de mostrarnos a Ernest mientras saluda a su Norton 18 con una palmada amigable sobre el depósito; pues ¡se lo merece! después de que lo ha llevado hasta casi el final.
Películas
Este gesto, además, nos recuerda otro exactamente análogo en una película mucho más famosa:
“La gran evasión” el actor-motorista Steve McQueen se separará de la misma manera, en efecto, de la Triumph TR-6 que le ha robado al ejercito alemán: una palmada cariñosa en el depósito cuando ya ha hecho el famoso salto que por un momento le ha regalado la ilusión de estar a salvo del otro lado de la barricada.
1925. Der Kilometerfresser
Cortesía de: Paolo Caneppele
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Österreichisches Filmmuseum – The Austrian Film Museum
Y de:
Provincia Autonoma di Bolzano Alto Adige